El pantano de Cuevas del Almanzora

13-06-2014

Situado en el levante de la provincia de Almería, el embalse de Cuevas del Almanzora es uno de los dos embalses más importantes de abastecimiento de agua para esta provincia. El lugar donde está enclavado es un sitio curioso de visitar, así como el pueblo que da nombre al Embalse, con sus antiguas viviendas excavadas en las rocas y su importante patrimonio arqueológico y cultural. Y para completar las curiosidades, rodaremos por los terrenos desérticos típicos de esta zona de nuestra geografía y bordearemos mares enteros de campos de cultivo, admirando asombrados como en un clima tan duro puede arraigar y crecer la vida por cada metro cuadrado del terreno.

Cómo llegar al punto de inicio

Índice IBP: 65-MTB

Comenzamos una vez más en las urbanizaciones de Playas de Vera, donde pusimos nuestro campamento base. La ruta que queremos hacer parte de Vera pueblo, al que llegaremos surcando varios extensos campos de sandías, llegando al pueblo por la zona de la plaza de toros. 

Campo de sandías

Recorremos algunas calles para ir a parar de nuevo a la periferia, cruzando la carretera AL-P-116, que rodea el pueblo, y tomando dirección Norte por el camino que nos llevará al Pueblo de Cuevas del Almanzora.

El camino recorre una zona muy árida y con algunos cerros. Nos encontramos con algunos caminos con polvillo fino, que nos recuerdan a las imágenes de la huella de Neil Armstrong en la Luna. Unos cuatro kilómetros después de dejar atrás Vera, nos encontramos con la enormemente extensa Rambla del Almanzora y , tras recorrer un par de kilómetros por su orilla, llegamos a Cuevas. 

Rambla del Almanzora

Cruzamos el pueblo, primero por una parte que parece más moderna, y después nos adentramos en el casco antiguo, pasando al lado del castillo.

Castillo

La presencia del hombre en esta zona, según hallazgos arqueológicos, data del Paleolítico, y a través de los siglos, dada su riqueza natural y su proximidad al mar, ha sido conquistada y controlada por todos los pueblos de la historia del Mediterráneo, desde los griegos hasta los cristianos, cada uno dejando su huella en estos territorios. Abandonamos el pueblo por la barriada al Norte, donde hasta mediados del siglo XX, aún vivía gente en casas-cueva labradas en la misma roca caliza que conforman los cerros donde está asentado el pueblo.

Casas-cueva

Volvemos a toparnos con la Rambla, un par de kilómetros más abajo del muro del embalse, que podemos divisar a lo lejos, con su gran Índalo pintado en la rampa del aliviadero. 

Embalse

La subida al muro se hace por asfalto, pasando cerca de la planta depuradora situada al pie. Casi arriba, comienza la pista de grava que nos llevará, bordeando el pantano, hasta las inmediaciones de la A-7, casi todo el tiempo en ascenso con unas bonitas vistas del agua color turquesa intenso del embalse. 

Casi en la mitad de la ruta, y tras una intensa subida con algún pequeño tramo de descanso, alcanzamos la cota máxima, todo ello bajo un abrasador sol que se hace sentir más en estos agrestes paisajes. Por suerte, en esta zona, existe algo de vegetación, algún amable pino nos ofrece su tenue sombra para hacer una parada y reponernos. Tras esto, tenemos una rápida bajada de 3 kilómetros hasta alcanzar la pista de servicio que bordea la autopista A-7, y después, otros 14 kilómetros de pistas y tramos sueltos de carretera con suave pendiente negativa hasta que llegamos de nuevo a Vera.

Recorremos campos de melones y sandías, y alguno que otro de árboles frutales, por el otro lado de la autopista, también podemos avistar cultivos. Pasamos por la estación de servicio y el restaurante Ballabona, cerca de alguna zona de extracción de áridos, y por último, por el polígono industrial El Real, a las afueras de Vera. La vuelta a nuestro cuartel general, aunque intentando no repetir camino, vuelve a atravesar el pueblo y bordear los campos de sandías, esta vez a una hora poco propicia para la práctica de deportes. Por suerte, nos espera una buena comida y el baño de rigor, esto sí es vida...