La Senda del Genaro, la vuelta al mayor embalse de Madrid

22-12-2013

Una vez más llegó la Navidad, y con ella, las celebraciones familiares, las comilonas de empresa y las reuniones entre amigos para despedir el año en un bar. Momentos de balance, de ir pensando las nuevas metas y propósitos para el año que viene, y de hacer la última fiesta, ruta, etc. del año. El frío empaña los cristales de casa, y ya se empieza a echar de menos esos días cálidos de verano. Nosotros por nuestra parte, tenemos una original y gratificante manera de despedir el año, motivada en gran parte por mi trabajo y la gente con la que comparto vida en él.

Cómo llegar al punto de inicio

Índice IBP: 75-MTB, fiabilidad A

La empresa KBike, cuenta con tres tiendas distribuidas por Madrid (aquí podéis acceder a su página en Facebook) , y aunque trabajamos colaborando estrechamente, entre nosotros, los integrantes de la plantilla, siempre hay un teléfono o un ordenador para comunicarnos. Por eso, esta es la excusa perfecta para reunirnos una vez al año y compartir una de nuestras muchas y variadas aficiones: disfrutar de una buena ruta en bicicleta de montaña. Todos los años disfrutamos de esta ruta navideña "de empresa", pero además, este año ha sido el primero en que nos hemos aventurado a enrolarnos con el tándem, completando además una de las rutas más bonitas que nos hemos encontrado en la Comunidad de Madrid.

La primera huella la pusimos en Robledillo de la Jara, un pequeño pueblecito de unos 100 habitantes, situado en la cuenca del Lozoya, al borde de la provincia de Guadalajara. 

Salida

Empezamos a dar pedales en la fría mañana, acometiendo la primera subida del día por la carretera que lleva a Puebla de la Sierra. 

Tras dos kilómetros, cogemos una pista forestal que nos lleva hasta el pueblo de El Atazar bordeando por los altos la cola del pantano, donde vierte sus aguas el Río de La Puebla. En este tramo, entre curva y curva de la pista, se pueden encontrar algunos senderos interesantes, como el que nos llevó a hacer una emocionante bajada por un cortafuegos de poca inclinación y con terreno en buen estado.

Sobre el kilómetro 9, antes de llegar a El Atazar, se separa un camino que salva una pequeña colina y, nos lleva directos, a la carretera que baja hasta la presa (la opción sencilla sería llegar hasta el pueblo, y coger la carretera a la derecha. Esta otra opción tiene un poco más de "picante"). Alcanzada la carretera, volvemos a tener otra bifurcación: carretera como opción fácil y camino para disfrutar de pequeños retos, que son salvables 100%. Bordeamos de cerca las aguas del embalse y aparecemos, tras salvar una última colina, en lo alto de las características construcciones que hay en la ladera justo al lado de la presa. Aquí tomamos la carretera, por la que atravesamos la presa y acometemos unos 3 kilómetros de subida. 

Encontramos, casi al final de esta, un cruce en el que giraremos a la izquierda dirección Patones, para terminar con el asfalto, y encontrarnos con el siguiente tramo de sendero.

Este es sin duda el más bonito de todos, un pequeño camino que nos abre paso entre la vegetación, bastante abundante en esta parte del recorrido. Para acceder a este sendero, tendremos que ascender unos 100 metros a pie por un cortafuegos que aparece a la izquierda de la carretera. Casi en el ecuador de la ruta, nos volvemos a topar con la carretera M-133, tomándola a la izquierda dirección El Berrueco. Por aquí discurrimos, durante casi cinco rapidísimos kilómetros, hasta encontrarnos con una pradera a la derecha donde retomamos el camino de nuevo. 

Con este tramo de carretera, salvamos una de las partes más duras de la senda del Genaro, que es prácticamente inviable en bicicleta.

A partir de aquí, el camino se hace muy llevadero, iniciado con una rápida bajada hasta el pueblo de El Berrueco donde, sin entrar en él, encontraremos un pequeño mirador y una pista de servicio del Canal de Isabel II, con la que conectaremos hasta apenas 6 kilómetros del final. 

Durante estos 8 kilómetros de pista, encontramos restos de antiguas construcciones fácilmente salvables. También nos acompaña en todo momento el canal del Villar, a su lado, va serpenteando el camino por el que circulamos, generando múltiples posibilidades de circular por encima de él a lo largo de todo el recorrido, y obsequiándonos, en ocasiones, con bonitas postales de pequeños acueductos en rincones de densa vegetación.

Llegamos a final de la pista, donde cruza con la carretera M-127, que lleva de nuevo a Robledillo de la Jara, girando a la derecha. En este último tramo, cruzamos por carretera la presa del embalse del Villar, pequeña y encajonada entre dos pequeñas lomas. Ascendemos por el asfalto y, en menos de un kilómetro, volveremos a escapar de él por una amplia pista que aparece por la izquierda y nos llevará de vuelta directa hasta el inicio. El colofón final de esta bonita ruta fue, por supuesto, la comida de Navidad entre compañeros... ¡La tradición es la tradición!

Subida a Bola con raquetas de nieve

6-12-2013

El alto de las Guarramillas, más conocido como "La Bola del Mundo", con sus 2.265 metros, es una de las montañas más características de la Comunidad de Madrid, y muy conocida por aquellos que suelan mirar hacia nuestra sierra de vez en cuando. 


En su cima se sitúan unas potentes antenas de repetición, cuyo protector, con forma de cohete, es visible desde varias decenas de kilómetros a la redonda. Otra de las características más curiosas, y que muy poca gente conoce, es que en su vertiente Este, existen unas emanaciones de agua que constituyen el nacimiento del río Manzanares, tan conocido por todos.

Cómo llegar al punto de inicio

Índice IBP: 69-HKG

En esta ocasión haremos algo distinto, dado que la época invernal no es muy agradecida en bicicleta, y el senderismo con estas primeras nieves ya caídas resulta un poco más complicado, nos lanzamos a probar algo nuevo: caminata con raquetas de nieve. El primer paso fue localizar algún sitio con alquiler de material de este tipo, e indagando un poco, Sara encontró una tienda cerca de Atocha que dispone de alquiler de material de montaña. El segundo fue meternos un pequeño madrugón para subirnos en autobús y así poder ser no conductores por un día. El tercero, y más importante, es apretarse un buen desayuno al pie de la montaña en cuestión, labor que nosotros llevamos a cabo en uno de los restaurantes situados en el puerto de Navacerrada.

Una vez superados todos estos pasos previos, nos vimos capaces de emprender el camino hacia la cima. Al pie del telesilla de Guarramillas, de la estación de esquí, y tras preguntar algunas dudas sobre el espesor de nieve a uno de los empleados, nos calzamos las raquetas y pusimos rumbo a lo desconocido. Tras una breve deliberación, decidimos realizar la subida por la pista "Pala Montañeros", cerrada aún a esquiadores. La primera mitad de la pista se hizo bastante llevadera, a pesar de la inclinación del terreno, y fue donde empezamos a acostumbrarnos a caminar con las raquetas en los pies. La sensación es rara, ya que, en los sitios con mucha inclinación, parece que te resbalarás y saldrás rodando como una bola de nieve, pero cuando cargas el peso en cada paso, te das cuenta de la sujeción que confieren al terreno.

En la segunda mitad de la pista, es donde pudimos disfrutar a fondo de este agarre, cuando la inclinación alcanzó más del 35%. Fue una dura pugna por alcanzar la cima, sobre todo porque, aunque la distancia es corta, la inclinación da la sensación de haber hecho una larga caminata. 

¡¡Y subimos!!

Por suerte, la recompensa merecía la pena: el punto de vista que se alcanza es privilegiado, una vista de 360º en la que podemos apreciar perfectamente la orografía de la zona central de España, con las llanuras de las dos Castillas a ambos lados de las montañas, y mirando de Este a Oeste, podemos distinguir toda la cordada de montañas del Sistema Central, que además se aprecia con más claridad, tras alcanzar la cima, unos cientos de metros más arriba.

Tras un descanso en el vértice geodésico de Guarramillas, sentados al lado de los conocidos "cohetes" de la estación repetidora, emprendimos el descenso, esta vez por la pista forestal, con un trazado mucho más suave y llevadero, y un poco más largo. Aquí tenemos una buenas vistas del valle de La Barranca y de los pueblos situados en la falda de esta zona de la sierra.

Empezamos a bajar...

...por la pista...

...hasta donde comenzamos la ruta

El abedular de Canencia y la chorrera de Mojonavalle a pie

24-11-2013

Volvemos a recorrer el valle del Sestil del Maillo entre pinos, abedules y acebos, en busca del ambiente otoñal que nos brinda en estas fechas. Este recorrido fue el que nos sirvió de base, hace cosa de año y medio, para inventar la ruta que hicimos a lomos del tándem, aventurándonos en nuestros primeros pasos hacia el "mountain-tándem". La belleza de cada rincón, la nieve en las alturas y los pajarillos, que no se mudan de casa en invierno, nos acompañarán en esta travesía por una porción de paraíso en la sierra.

Cómo llegar al punto de inicio

Índice IBP: 66-HKG, fiabilidad E

(el track se ha editado para corregir errores)

  

En esta época siempre es agradable recorrer el manto otoñal de esta ruta, con ese "olor a frío", que nos indica que estamos cerca de la cota de las primeras nieves del año. En esta ocasión, compartimos ruta con nuestros amigos Mafe, Pilar y Paco, con lo que disfrutamos de este tranquilo paraje, mientras que hacemos ejercicio en una caminata corta y agradable, apta para todas las edades y estados de forma física.

Para aparcar, elegimos el mismo sitio que la otra vez, a unos 3 kilómetros pasado el puerto de Canencia (subiendo desde Miraflores). Allí mismo, empezamos a andar por pista forestal, emprendiendo el ascenso por la ladera de pinos. 

Enseguida, encontramos señales de esta fría mañana cuando rodeamos los charcos del camino, cubiertos con una gruesa capa de hielo. Por suerte, a la hora que nos encontramos caminando, la temperatura levanta un poco sobre cero y nos hace más llevadera la marcha. Mientras nos detenemos a observar los acebos que flanquean el camino, reparamos en unos pocos herrerillos capuchinos revoloteando alegremente entre las altas ramas sobre nuestras cabezas.

Alcanzamos el arroyo Sestil del Maillo en el pequeño paso de piedra. 

Arroyo Sestil del Maillo

Es en este punto, donde encontramos los colores del otoño en la vegetación que rodea el frío torrente de agua, así como algunos neveros remanentes de las primeras nevadas. 


Tras un momento de descanso, ascendemos por la senda didáctica que nos lleva aguas arriba hasta la chorrera de Mojonavalle.

Aquí nos sorprende el estado de congelación en que se encuentra. Es como si toda la torrentera de agua, que habitualmente salta de piedra en piedra por la pared, se hubiera convertido en cristal, excepto pequeñas cantidades de agua, que luchan por aflorar entre los resquicios de la gran placa de hielo.

Chorrera de Mojonavalle

Finalizamos el ascenso hasta el albergue de El Hornillo, donde encontramos un buen refugio en su fachada Sur para poder comer tranquilamente al sol, resguardándonos del frío airecillo que corre por esta ladera. Tras este rato agradable riendo y reponiendo fuerzas y temperatura, comenzamos el descenso hasta el puerto, por la amplia pista que une este alto de Canencia (hacia la izquierda), con el de Morcuera (hacia la derecha). La bajada es suave, y enseguida llegamos a las praderas colindantes del puerto. Cruzamos la carretera, y continuamos del otro lado por la gran pista que se adentra en los pinares.

De aquí, bajamos de continuo, siempre por pista, hasta retornar al coche, suave al principio y un poco más empinado al final, con algún pequeño remanso llano en el camino. Vamos siguiendo la pista y, aproximadamente a un kilómetro, aparecen dos bifurcaciones casi seguidas, en las que giraremos en ambas por la de la izquierda. En esta bajada, van apareciendo periódicamente claros, en los que podremos divisar pequeñas panorámicas de la zona. Con el sol en posición invernal, es fácil sacar bonitas fotos a contraluz.

Podremos ver en esta bajada que esta zona, menos transitada, es un lugar tranquilo ideal en primavera y verano para avistar numerosas aves en los árboles que flanquean el camino, así como escuchar la actividad de algunos más esquivos (cucos, picapinos, etc.)

En el punto final surge la aventura...volvemos a cruzar el Sestil del Maillo, esta vez a la altura de un vado. Esta zona, por suerte, no es escarpada, y podemos encontrar en los alrededores del vado piedras por las que saltar a la otra orilla. Retomamos la pista para, unos metros más adelante, coincidir de nuevo con la carretera del puerto. Subiendo unos metros por la carretera (con precaución), encontraremos el punto de inicio de esta ruta.

Subida nocturna de la Calzada Romana y Senda de los Cospes - Camino Schmidt y Siete Picos

31-10 y 01-11-2013

Halloween night fever! La gente en este país se vuelve loca y aprovecha cualquier excusa para salir a divertirse. Nosotros aprovechamos para salir a buscar la diversión, pero huyendo de la ciudad y de la locura, y haciendo algo verdaderamente diferente.

Cómo llegar al punto de inicio

Índice IBP: 142-HKG, fiabilidad C

Aparentemente, con el índice IBP que nos sale en esta ruta, podríamos decir que es dura, pero hecha en dos días, como hicimos nosotros, se hace mucho más llevadera. 

Nuestra intención inicial era hacer una ruta nocturna el día 31, un "Halloween Walking" (así se llamaba nuestro grupo de chat), para subir a Montón de Trigo. Al final, los participantes iniciales por diversos motivos se nos fueron cayendo, y el plan cambió a "Post-Halloween Walking", decidiendo hacer ruta diurna el día 1. Proyectando la ruta, acordamos hacer los Siete Picos que, aunque tiene su miga, es una ruta sencilla si se hace desde Navacerrada y terminando en Cercedilla. Mientras que Sara y Pilar cogerían el autobús el viernes por la mañana para ir hacia allí,  yo me resistí a la idea de quedarme sin paseo nocturno, así que tomé la decisión de subir de noche, dormir en la sierra y encontrarme con ellas por la mañana en el Puerto de Navacerrrada.

Aparcando en las Dehesas de Cercedilla, inicié la ruta un poco tarde y con dudas de si me daría tiempo a subir al Montón de Trigo. Tras caminar cerca de una hora en solitario por la conocida y muy bien indicada Calzada Romana (indicada con puntos blancos en los árboles), las dudas se despejaron justo al alcanzar el Puerto de la Fuenfría, momento en el que miré el reloj, giré acto seguido mi cabeza hacia la silueta fantasmagórica de la montaña a mi izquierda, y decidí que aquella no era la noche... En lo alto del puerto, sin embargo, pude disfrutar durante unos minutos de uno de los más grandes espectáculos que se pueden ver en la montaña: un cielo completamente despejado y limpio de contaminación lumínica, repleto de estrellas. Proseguí el camino bajando por el comienzo de Carril del Gallo, en busca de la Senda de los Cospes, que aparece a la derecha y comienza a rodear el Cerro Ventoso. Tras otro rato de camino, y casi llegando al cruce con el Camino Schmidt, busqué un sitio plano y planté el campamento para pasar la noche. En dos horas desde la salida, susto con perros incluido (no fui el único durmiendo por allí esa noche, alguien había subido con sus peludos amigos), estaba durmiendo en la umbría de Siete Picos, como si de el mismísimo paraíso se tratara.

A eso de las 7 de la mañana empezó a levantarse el sol, aunque ya había luz desde las 6:15 más o menos. Recogí velas, y tras un desayuno ligero, puse mis pies de nuevo en el camino. 

Camino Schmidt

El Schmidt es un buen calentamiento para arrancar. una caminata de unos 45 minutos con parada en la Pradera de Navalusilla, donde un imponente pino seco de color blanco inspira a los poetas, que cuelgan sus poemas en él, y a mí me inspira a echarle una bellas instantáneas al pie del camino. 

El pino que inspira poemas

Llego pronto a Navacerrada y las chicas llegan en el horario previsto, sobre las 10. Tras un desayuno más consistente, arremetemos contra la subida del Telégrafo, para empezar el ascenso de nuestra ruta. Nos lleva toda la mañana transitar por los pedregosos altos de Siete Picos, pero con una bolsa de kikos en el bolsillo, todo es posible.

Las vistas son espectaculares y como la atmósfera está tan limpia de las últimas lluvias y vientos, podemos apreciar muy nítida la ciudad de Madrid en la vertiente Sur, y  Segovia ciudad con toda la llanura de Castilla León en la Norte, teniendo una perspectiva clara de dónde estamos y de lo pequeños que somos. Debemos tener cierta precaución en los altos, ya que los caminos están muy ramificados y algunos nos pueden llevar ladera abajo sin darnos cuenta, desviándonos de nuestra ruta.

Siete Picos

Tras una intensa mañana, comenzamos el descenso al Collado Ventoso, un lugar precioso y tranquilo donde nos da la hora de comer.

Collado Ventoso

Tras un buen avituallamiento, un par de momentos de amenaza de lluvia por dos nubes extraviadas, y la foto de rigor, nos encaminamos por la bajada del Schmidt hacia Cercedilla, dirección al coche. Por el camino, encontramos la fuente de Antón Ruiz, donde rellenar la cantimplora de cristalina agua de granito, y más abajo, nos volvemos a cruzar con la Calzada Romana que nos llevará, como si de una pista de aterrizaje se tratara, desde las alturas al coche de nuevo.

Calzada Romana

IV Edición Ruta Imperial - III Memorial Alberto León

27-10-2013

La Ruta Imperial es un itinerario turístico por los municipios de la sierra de Guadarrama, que promociona lugares de relevancia histórica y artística en esta zona de la comunidad de Madrid. San Lorenzo de El Escorial celebra desde hace unos años una marcha de MTB con el mismo nombre, cuyo trazado recorre varios municipios con dos cosas en común: participar en este proyecto turístico, y tener un entorno único para la práctica de esta disciplina deportiva que tantos aficionados reúne.

Cómo llegar al punto de inicio

Índice IBP: 72-MTB, fiabilidad B

Por suerte, para esta marcha no tuvimos que pegarnos un gran madrugón, ya que El Escorial se encuentra relativamente cerca de Madrid ciudad y por la A-6 tiene buena comunicación. Además, la salida de la prueba no fue muy tempranera, nuestro grupo salió a eso de las 9:45. 

Salida

La salida la realizamos justo al lado del Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, y rodeándolo por la Avda. de Juan de Borbón y Battenberg, salimos del pueblo dirección Sur atravesando el paraje conocido como La Herrería. Esta zona boscosa a los pies del monasterio, está declarada de especial interés ecológico y es un precioso lugar donde disfrutar de un día tranquilo en fusión con la naturaleza.

Tras atravesar esta zona, cuando cumplimos el kilómetro 2, y teniendo precaución al cruzar la M-505, iniciamos el ascenso por asfalto a la Silla de Felipe II, lugar con unas buenas vistas, donde se dice que el monarca se sentaba, en tiempos, a contemplar la evolución de las obras del monasterio. Tras este ascenso al punto más alto de la ruta, empezamos a bajar, mientras rodeamos los montes de Las Machotas.

En este tramo disfrutamos de un espectacular descenso entre preciosos paisajes de dehesas, rozando la población de Zarzalejo (ojo al cruzar la M-533), hasta llegar al punto más bajo del trazado, situado en el arroyo del Pradejón que, después de las lluvias en días anteriores, llevaba buen nivel y nos hizo mojarnos los pies al cruzarlo.

A partir de aquí comenzamos de nuevo la subida y no pararemos hasta poco antes de llegar a Robledo de Chavela, alternando entre tramos de pistas anchas y diminutos y divertidos senderos plagados de pequeños y salvables obstáculos, que nos harán divertirnos un rato, mientras damos pedales como locos (precaución en este tramo con el cruce de la carretera M-532). 

Aproximadamente en el kilómetro 18, nos espera el primer avituallamiento. En este cruce de caminos, tendremos que tener la precaución de tomar el camino correcto, que es justo el que aparece a la izquierda según llegamos.

Tras hacer un breve descanso y comer algo, tomamos una pista que nos da un respiro, bajando durante unos 3 kilómetros hasta casi llegar a la carretera M-521, donde tendremos que rodar un tramo cuesta arriba por el minúsculo arcén. 

Por suerte, la distancia no es demasiado larga y retomamos los caminos en un tramo en el que nos tocará empujar sí o sí, durante unos metros, hasta alcanzar el punto más alto de esta sección. Bordeando la carretera nos introducimos en un sendero estrecho y de terreno duro, muy divertido para las bicis, pero un tanto complicado para tándem, ya que hay que esquivar de todo (piedras, escalones, ramas, vegetación...). Aunque nos hizo sudar un poco, se hace irresistiblemente divertido y, tras un tramo, desemboca en otro camino más ancho, que nos bajará directos a Robledo de Chavela, donde podemos descansar y volver a avituallarnos.

Tras una breve pero intensa parada para recuperar, con caldo de pollo incluido, volvemos a retomar la subida, emprendiendo el camino de vuelta. Ascendemos, por una fácil pero intensa subida, por una pista que nos lleva a cruzar, en su punto más alto y sin darnos cuenta, por encima de la línea de Cercanías, que iremos acompañando a continuación en una intricada bajada por un estrecho sendero con varios cortes en el terreno, que hay que acometer con impulso para poder superar (en nuestro caso nos tocó patear las breves subidas). Tras este "tranquilo" tramo, alcanzamos Zarzalejo para avituallarnos por última vez, y atravesar el pueblo para recorrer el tramo más intenso del recorrido. Aquí debemos tener cuidado también para no confundirnos, tomando el camino a la izquierda, que nos lleva al pueblo cruzando un puente sobre la vía del tren. Precaución en este tramo, ya que recorremos un trecho por las calles del pueblo, y a la salida de este, debemos cruzar la carretera que recorremos para salir a un camino a la izquierda.

A continuación, tenemos el tramo más emocionante y extasiante de todo el recorrido, un single track salpicado de pequeños obstáculos, que nos hizo pasar un rato divertidísimo, casi nos atreveríamos a decir que más divertido que para los demás riders. En este trecho, nos encontramos con un par de sitios en que había que pararse para vadear algunos cúmulos de piedras imposibles de pasar si no se lleva una bici para enduro "salvaje" (y aún así, tengo mis dudas de que una de ellas se pudiera superar...). Pasar nuevamente por el paraje de La Herrería, se hace muy agradable antes de acometer el último ascenso hasta la línea de llegada.

Esta es una de esas rutas completas y variadas en las que no te da tiempo a aburrirte ni un solo kilómetro. Además, nuestra experiencia a bordo del tándem fue de las mejores que hemos vivido, con un nivel técnico asequible, un kilometraje ideal y unos paisajes espectaculares. Recomendamos esta ruta, ya sea participando en este evento o haciéndola por libre cualquier día de clima suave, en primavera u otoño, con el terreno ligeramente embarrado para darle ese punto de diversión MTB que pudimos disfrutar.

Info 3: abrojos y sistemas antipinchazos

Las averías más habituales de la bicicleta, sin duda y por encima de todas, son los pinchazos. Aunque hay formas de reducir su probabilidad, ningún método es infalible para evitar estos molestos contratiempos, que nos dejan tirados, casi siempre, en el punto más alejado de nuestra ruta (según dice la ley de Murphy). Podemos pinchar con un sinfín de cosas, desde el típico cristal, espinas de alguna zarza, tornillos o clavos, hasta incluso pequeñas pletinas sobrantes de los cortes en alguna obra. Pero uno de los personajes más conocidos (y desconocidos a la vez) en estas desventuras es, sin duda, esa bolita pinchosa que nos recuerda a aquellas armas medievales. Sí amigos, estamos hablando del Tribulus Terrestris, más conocido popularmente como "abrojo", y os vamos a desvelar algunos de sus inquietantes misterios...

Es fácil que pase desapercibida

Pero no tanto su semilla

Se trata de la semilla de una planta que, en nuestro país (está extendida casi por todo el planeta), suele crecer en tierras baldías, donde no suele tener dura competencia. Mucha gente cree que sus semillas pertenecen a plantas como cardos o zarzas, pero en verdad, se trata de una pequeña planta de carácter rastrero, que puede llegar a medir hasta un metro de diámetro y rara vez se levanta un palmo sobre el suelo (únicamente en zonas de poca luz o con plantas competidoras más altas alrededor), y que podemos encontrar en cualquier camino o en sus alrededores.

Es una planta de tipo rastrero

Es por eso que, la mayoría de la gente, pasa por encima de lechos de estas plantas sin caer en la cuenta de que son una fuente de pinchos letales para los neumáticos. El fruto está compuesto de tres semillas con púas que, al desprenderse, son las que suponen una grave amenaza para cualquier cámara de aire. 

(Para más información sobre esta planta, aquí os dejamos el enlace de Wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/Tribulus_terrestris)

Por fin le hemos puesto cara al enemigo

Aquí la semilla todavía está verde

Existen varios métodos para evitar estos y otros pinchazos, o reducir las probabilidades. Los más usuales para reducir el riesgo de estas situaciones, o minimizar sus consecuencias, son los siguientes:

1º.- Preventivos, las bandas antipinchazos o cubiertas reforzadas: son unas bandas de PVC o Kevlar que se montan entre la cámara y la cubierta, que hacen de escudo intentando prevenir la entrada de elementos punzantes en la cámara. El caso de las cubiertas es algo parecido, pero con la banda integrada en la propia carcasa de la cubierta. La gama de neumáticos con estas características no es muy grande, pero cubre casi todas las necesidades en cuanto al dibujo de la rueda, e incluso hay algún modelo que, aparte de proteger la banda de rodadura, tiene protección también en los flancos de la rueda.

2º.- Correctivos, las cámaras con gel o los geles antipinchazos: se trata de un líquido que se introduce en el interior de la cámara y, que por fuerza centrífuga con el giro de la rueda, queda pegado en la zona de la banda de rodadura. Esto actúa post-pinchazo, es decir, cuando hay un agujero en la cámara en lugar de escaparse el aire, es este gel el que sale por el agujero. Cuando entra en contacto con el aire, el gel, que suele llevar partículas de caucho o fibras de distintos materiales, se endurece y obtura el pequeño orificio sobre la marcha. Los sistemas de sellado en ruedas "tubeless" (sin cámara), funcionan de esta misma forma.

Ambos métodos tienen las ventajas de reducir tanto las probabilidades de pinchar como las consecuencias si esto sucede, pero toda ventaja siempre trae algún inevitable inconveniente. El factor común en todos es el incremento de peso en el total de la bicicleta. El caso de las cubiertas es uno de los más fáciles y prácticos, pero el inconveniente es que el precio es un poco superior a las cubiertas normales, aunque puede ser asumible dada su alta eficacia. En las bandas, encontramos un aliado muy ligero y barato adaptable a todos los neumáticos del mercado, pero ojo a las instrucciones de montaje, ya que si no se colocan adecuadamente pueden ser ellas mismas las que nos den el disgusto. El gel es una de las soluciones más cómodas, la única pega que se puede buscar es que en agujeros grandes (con cristales o similar), o cuando se rajan los flancos de las cubiertas (sobre todo montando en montaña) no sirven de mucho, ya que la máxima eficacia se consigue en pequeños pinchazos, además de que para que selle, la rueda tiene que estar en movimiento (parada, el líquido se acumulará en la parte más baja de la rueda).

En cualquiera de los casos, debemos contemplar estos métodos como una gran ayuda teniendo claro que, aunque son eficaces, ninguno es infalible 100%. Si queremos "blindar" nuestra bici contra estas averías, siempre obtendremos los mejores resultados combinando al menos dos de estos métodos, esta será la mejor opción obligándonos a dejar en segundo plano el peso de nuestra montura.

XXV Fiesta de la Bicicleta y parques de Madrid-Oeste

06-10-2013

Del núcleo urbano más céntrico de Madrid, que se suele considerar el contenido dentro de la circunvalación M-30, la mitad Oeste es la que más superficie de zona verde tiene. El hecho de que la Casa de Campo y la superficie donde se asienta hoy la Ciudad Universitaria, fueran propiedades de la realeza durante los planes de expansión del núcleo urbano, llevados a cabo entre finales del siglo XIX y principios del XX, fue por lo que este lado de la ciudad se ha conservado como una gran cuña verde. Si a la gran extensión de la Casa de Campo le sumamos el Campo del Moro, el Parque de la Bombilla, el Parque del Oeste, La Dehesa de la Villa, y el Real Club Puerta de Hierro, podemos ver cómo Madrid tiene una gran zona natural casi en el pleno centro de la ciudad.

Cómo llegar al punto de inicio

Índice IBP: 106-MTB, fiabilidad B
(El índice IBP en esta ruta puede no ser fiable
por la baja recepción, al ser un recorrido urbano)

Inicialmente nuestra intención fue la de participar en la XXV Fiesta de la Bicicleta, evento que cada año reúne a varios miles de ciclistas de la capital para realizar un recorrido no competitivo, sencillo y con ambiente festivo, por las calles de la capital con tráfico cerrado, que es ideal incluso para realizar en familia acompañados de los peques. De esta forma se puede disfrutar de las grandes avenidas de un modo seguro del que nunca podríamos disfrutar cualquier día, debido al estrés del tráfico y a la falta de respeto de muchos conductores y moteros hacia los ciclistas demostrada hasta el momento. Lamentablemente, por desajustes horarios, no pudimos tomar la salida a la hora fijada (por "perritis" nos levantamos tarde...) y enganchamos a la marea ciclista en Plaza de Castilla para realizar la segunda mitad del recorrido entre la multitud.

Después de atravesar el arco de llegada, nos adentramos en el Parque del Retiro e hicimos un pequeño alto en el Palacio de Cristal, donde pensamos en qué hacer con el resto de la mañana. 

Palacio de Cristal en el Retiro

Decidimos dejarnos llevar por la improvisación, como solemos hacer cuando hacemos rutas de tipo urbano, lo único que elegimos es poner rumbo hacia la zona Oeste de la ciudad, y recorrer y disfrutar la gran zona verde de Madrid buscando pequeños retos urbanos para hacer con biplaza. Para llegar hasta la Plaza de Oriente, aprovechamos los carriles prioritarios para bici en la calle Alcalá y el nuevo carril bici del centro, que atraviesa la Puerta del Sol y nos lleva hasta la calle Bailén. 

Carril bici C/ Mayor

Carril bici C/ Mayor

En el camino, casi entrando a Sol, nos encontramos con otra concentración un poco más lanuda. Se trataba de un gran rebaño de ovejas llevadas por sus pastores, aprovechando la cañada real que pasa por el centro de la capital, en algún tipo de protesta o reivindicación.

Bordeamos el Palacio Real y los Jardines de Sabatini, pasamos cerca de la Plaza de España e hicimos un pequeño alto para un tentempié en la Plaza de los Cubos. Reenganchamos la zona arbolada en el Templo de Debod, recorriendo el Parque del Oeste, deslizándonos entre longboards surfeando por el paseo de Ruperto Chapí, que divide esta gran masa verde en dos, y se corta todos los domingos durante todo el día para el disfrute de peatones, patinadores y ciclistas. 

Palacio Real

Tras una intensa subida, alcanzamos Moncloa, donde podremos ver el Arco de la Victoria y uno de los edificios más característicos de Madrid: el Faro de Moncloa. Desde aquí, nos adentramos por carril bici en la Ciudad Universitaria, donde se encuentran la mayoría de facultades de la Universidad Complutense de Madrid. Visitamos las instalaciones deportivas del complejo Sur y desde aquí cruzamos la Avda. Puerta de Hierro por un pequeño y revirado puente peatonal, atravesando la facultad de Ingenieros Agrónomos. Ya en la Avda. Complutense, retomamos el carril bici que nos lleva al extremo Norte del complejo universitario.

Faro de Moncloa

Gracias a haberse conservado en unas condiciones boscosas en las que sólo se han acondicionado los caminos y se ha eliminado el tráfico rodado que antaño circulaba cortándolo en dos, disfrutaremos desde este momento de una buena subida recorriendo el Parque de la Dehesa de la Villa, donde podemos observar numerosas especies de aves (más de 70 avistadas) y disfrutar de una gran riqueza forestal.

Para finalizar nuestra improvisada ruta urbana-natural, realizamos un pequeño periplo por el nuevo Parque del Cubillo y el Parque de la Ventilla, con un poco más de antigüedad.  

En este parque de planta lineal, encontramos numerosos caminos ramificados en los que encontraremos un montón de giros y formas curiosas con las que divertirnos al circular por él. El último punto curioso, es un camino que circula por los jardines que rodean el complejo de las Cuatro Torres, justo bordeándolas por su retaguardia. Se trata de un divertido camino sinuoso en el que demostrar la habilidad de equipo intentando recorrerlo lo más rápido posible (siempre con precaución de los viandantes). Bordeando las torres y recorriendo el camino de vuelta a Plaza de Castilla, con las siempre curiosas Torres Kio asomándose al paseo de La Castellana, cerramos esta ruta.